EL CASO FERNANDO ÑAUPARI
Hace no muchas semanas hemos recibido la ingrata noticia que en
nuestro vecino país de Chile se aprobó la llamada ley de “identidad de género”,
siguiendo la moda avasalladora de otros países que también sucumbieron ante la
mentira de la “identidad autopercibida”, y que tiene como fin imponérsela al
resto mediante el poder coercitivo del Estado, como si se tratara del
reconocimiento de un derecho humano.
Mentira impulsada, ni siquiera por la mayoría de los que
padecen este tipo de trastorno de identidad sexual, sino por un lobby
intolerante, que aprovechándose de la complacencia e ignorancia de los
gobernantes, inculca mediante normas con rango de ley, los postulados de una
ideología que desarraiga la esencia natural que nos distingue a hombres y
mujeres, y que nos conceptualiza como simples seres pensantes y hablantes,
perfectamente moldeables dentro de un cumulo de identidades, llamadas géneros.
El sistema de justicia no es ajeno a esta degeneración social,
disfrazada de progreso, y ya vemos como en países como Argentina, Reino Unido,
España entre otros, personas inescrupulosas valiéndose de una estafa
sistematizada y tolerada por el Estado, se “cambian el sexo” para obtener
jubilaciones anticipadas (1), ser recluidos en centros penitenciarios femeninos
(2), cambiarse la edad (3), competir en deportes exclusivos para mujeres (4), y
muchas cosas más.
Pero, ¿qué sucede cuando una persona, que sobrevive a esta nefasta
distorsión de su identidad, quiere restaurar su vida y recuperar la verdadera
identidad con el que nació? Pues sólo recibe indiferencia y oposición por parte
de los órganos estatales que se supone que tienen que velar por la legalidad y
la correcta administración de justicia.
Este es el caso de Fernando Ñaupari Buendía, un ex transexual
peruano, que legitimó la mentira en el que vivía (al creerse una mujer),
mediante la obtención de una fraudulenta sentencia judicial en 1988, por parte
de un juez en la ciudad de La Oroya, con la que se ordenó cambiar su nombre y
sexo en su partida de nacimiento, cambiando su nombre de Fernando por el Carmen
Claudia y su sexo masculino por el femenino. Convirtiéndose en el primer
transexual en el Perú que logró cambiar su identificación en el Registro
Nacional de Identificación y Estado Civil – RENIEC, el mismo que aun persiste
hasta el día de hoy.
Mediante la validación de esta falsa identidad, Fernando logró
casarse con un ciudadano francés en la ciudad de Lima en 1994, obteniendo todos
los derechos y obligaciones legales de un matrimonio, y convivió con su
“esposo” en Francia durante 6 años de su vida, la cual no era precisamente una
vida feliz, como es de conocimiento público, puesto que Fernando ha podido
narrar los episodios de su dura vida en varios medios de comunicación (5), con
la cual sabemos que durante ese periodo de confusión nunca pudo salir de la
garras de la prostitución.
Pero como ninguna mentira es eterna, en el año 2000, Fernando
experimentó un profundo cambio en su vida, había entregado su corazón a Dios, y
eso le conllevó a retomar su verdadera identidad, aquella que nunca debió ser
cambiada, la de un hombre genuino y que ahora practicaba la piedad y el amor al
prójimo. Es así, que obtuvo su divorcio con el que fuera su pareja en Francia,
y comenzó a recuperar su apariencia masculina, sometiéndose al quirófano y diversos
procedimiento para lograrlo.
Después de una ardua lucha legal para recuperar su verdadera
identidad de varón en Francia, donde radicaba, pudo finalmente obtener una
sentencia judicial favorable del Tribunal de Primera Instancia de Bobigny en
agosto del 2010, quien dispuso que sus documentos franceses tanto su DNI como
Pasaporte Francés se consigne su nombre de varón. Victoria judicial que pudo
ser posible gracias a su firme determinación y las contundentes pericias
médicas practicadas en el hospital de Foch en Suresnes, donde expertos
psiquiatras y genetistas concluyeron que Fernando había recuperado su identidad
de varón y confirmaron sus genes XY.
Lamentablemente esta situación no ha sido la misma en el Perú,
donde aún existen instituciones como el Ministerio Público y el propio RENIEC
que se resisten a creer que esta reversión de la identidad sexual pueda ser
posible, puesto que Fernando se encuentra inmerso en medio de un proceso
judicial de reconocimiento de su verdadera identidad ante el Poder Judicial en
la ciudad de Lima desde Setiembre del 2013, donde ambas instituciones figuran
como demandadas, las cuales no contentas con dilatar el proceso, ahora
pretenden la nulidad de la sentencia de primera instancia que fuera favorable a
Fernando, mediante inconsistentes apelaciones.
En efecto, la sentencia de
primera instancia emitida por el 20º Juzgado Civil de Lima, de fecha 13 de
setiembre del 2017, Declaró FUNDADA la demanda sobre CAMBIO DE NOMBRE E
IDENTIDAD SEXUAL y dispuso el cambio del nombre que aparece consignado en su
Acta de Nacimiento, correspondiendo en lo sucesivo el nombre completo de su
titular: FERNANDO ÑAUPARI BUENDIA; debiendo figurar, igualmente, como de Sexo
MASCULINO; no como aparece actualmente en dicha partida; sin embargo esta
sentencia fue apelada por las instituciones mencionadas, por esa razón es que
hoy ha sido citado el Jefe Nacional del RENIEC a la comisión de justicia del
Congreso de la República, gracias a la formidable gestión del Congresista Julio
Rosas Huaranga, para que el funcionario explique las razones por la cual su
representada ha tratado de dilatar innecesariamente este proceso, perjudicando
el derecho de Fernando. ¿Será acaso que el RENIEC sólo se muestra reacio ante
un caso semejante y no así ante los “procesos estratégicos” que han impulsado
los lobbys feministas y LGTB para reconocer el matrimonio homosexual, la
identidad de género y el vientre de alquiler en nuestro país, sometiéndose a
una agenda ideológica?
Resulta sorprendente que en países donde se supone que existe una
mayor colonización de la ideología de género como Francia, hayan aceptado la
reinvidicación de la identidad de Fernando y no así en nuestro país. Si no
fuera por la valiente intervención y colaboración del Congresista Julio Rosas,
este caso no estaría rindiendo sus frutos y develando la mentira de una
ideología perversa que trata de imponerse y ocultar sus fracasos.
No quiero cerrar estas lineas, sin mencionar que la Red Nacional
de Abogados por la Defensa de la Familia – RENAFAM, hemos asumido este caso
hace unas semanas, y a través de la defensa judicial ejercida por mi persona,
honrar nuestro compromiso de defender los legítimos derechos humanos contra la
imposición totalitaria de la ideología de género ante los fueros
jurisdiccionales que sean necesarios. Quiero agradecer a Fernando Ñaupari por
confiar en mi y en todo el formidable equipo que me acompaña.
Ninguna mentira es eterna, la verdad siempre prevalecerá!
Columna publicada en:
CONAPFAM (https://conapfam.pe/noticias/el-caso-fernando-naupari/)



Comentarios
Publicar un comentario